"...Ha
llegado a esta capital. herido y atacado de otras enfermedades que las penurias
de la campaña le han acarreado, el joven carolino Torres Paz, uno de los
que fueron al Sur en comisión y representación de San Carlos, llevando un
estandarte, estandarte que con gloria han sabido defender y regar con su
sangre"... El Nacional. Setiembre 1° de 1880.
… …
Para las jóvenes generaciones impacientes, el tiempo transcurriría y
continuamente partían de la capital diversos cuerpos al escenario de guerra,
insistiendo en varias oportunidades. Los jóvenes, conscientes de que la
autoridad del gobierno no podía sacrificar a sus jóvenes estudiantes en el
frente de guerra, convencidos de que como legión universitaria no tenían
posibilidades de ser convocados, acuerdan disolver la Legión Carolina —mas no
su entusiasmo y patriotismo— para ir al frente de batalla bajo otra modalidad
y, aun así, solo aceptaron a tres de ellos, de modo que los sanmarquinos
reunidos decidieron previo sorteo, enviar una representación compuesta por tres
jóvenes cuyas edades eran de 20 y 23 años. Estos jóvenes eran: José Andrés
Torres Paz, Manuel Eduardo Lecca y Augusto Eron Bedoya
… Los
tres delegados concurrieron a las batallas de San Francisco, llamada también de
Dolores, liberada el 19 de noviembre de 1879, lo mismo que a la de Tarapacá,
realizada el 27 de noviembre de 1879, donde estos tres sanmarquinos pudieron
participar en el Batallón Zepita y en el que Augusto Bedoya y José Torres Paz
fueron heridos, éste último en el hombro izquierdo. En Tarapacá el
ejército peruano alcanzó una importante victoria sobre el ejército chileno que
habría pretendido sorprender a nuestras fuerzas. Luego de esta batalla, las
fuerzas peruanas se desplazaron por el severo desierto rumbo al Norte, hacia
Arica y con ellos los tres sanmarquinos, llegando un 19 de diciembre después de
una prolongada y penosísima marcha de 22 días.
Cabe
mencionar, que durante la batalla fue capturado un oficial perteneciente a una
distinguida familia de Chile, el cual se libró de ser muerto durante el fragor
de la lucha debido a la oportuna intervención de Torres Paz. Ya como prisionero
de guerra, dicho oficial fue conducido a Arica, habiendo llegado durante la
retirada con los comisionados de San Carlos. El «rotito» como amigablemente le
llamaban, fue canjeado en este último lugar y al despedirse de ellos lo hizo
profundamente conmovido por el trato recibido.
En Arica,
Torres Paz y Bedoya pasan a ser sub ayudantes del coronel Cáceres. El 26 de
mayo de 1880, habiéndose producido la derrota en el Campo de la Alianza,
Torres Paz, que ya se encontraba herido en la mano, estuvo a punto de ser
asesinado, cuando el «rotito», su compañero de unos días, lo reconoció y
deseando pagar la deuda de gratitud que con él tenía contraída, evitó
enérgicamente que fuera victimado y lo hizo fugar del campo del desastre.
…
Distribuido el segundo ejército del Sur y refundidos los cuerpos en Puno hasta
constituir una pequeña división, quedaron gran número de jefes y oficiales sin
colocación alguna. Entre los primeros figuraba el coronel Cáceres con sus dos
ex ayudantes, Torres Paz y Lecca, los cuales emprendieron viaje a Lima a
principios de agosto.
En esta
capital se preparaba el nuevo ejército que debía defender e impedir su captura,
Cáceres fue nombrado jefe del cuarto cuerpo de ejército; Torres Paz, en el mes
de noviembre, fue nombrado ayudante del detall de la quinta división del
ejército del Norte, y Lecca ayudante auxiliar del detall de la misma división.
… En
Miraflores, siendo aproximadamente la una y media de la tarde, y, en momentos
en que el general Cáceres se encontraba recorriendo las líneas, Torres Paz que
marchaba a su lado, recibió un disparo certero del enemigo que le produjo
instantáneamente la muerte.
Fuentes
La Universidad Mayor de San
Marcos y los sanmarquinos durante y después de la guerra con Chile. Julio
C. Buenaño Olivo. Comisión Nacional del Centenario de la Guerra del Pacífico.
Lima 1981
La Gesta de Lima. Comisión
Permanente de Historia del Ejército del Perú. Lima 1981, 1 edición.
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